Artículo de Santiago Martín con ocasión de la visita del Papa Benedicto XVI a Turquía. Publicado en La Razón, Madrid, 29 de noviembre de 2006.
', 'El Papa ya está en Turquía y lo más importante que podemos hacer es rezar, tanto por su seguridad como por el éxito de una visita que tiene un marcado carácter ecuménico y de diálogo interreligioso. Cada palabra pronunciada por el Pontífice está medida, en parte para que no se repita lo sucedido en Ratisbona y en parte para que no se le den dimensiones políticas, no deseadas por la Santa Sede. No hay que olvidar la existencia de un importante trasfondo: la entrada de Turquía en la Unión Europea, cada vez más lejos, a juzgar por el rapapolvo que la Unión acaba de dar a ese país por incumplir los acuerdos con Chipre.
Por eso tiene un enorme valor lo dicho ayer por el Papa al responsable turco de Asuntos Religiosos. Aparte de decir cosas bonitas y verdaderas, invitando a la cooperación y al diálogo entre las religiones monoteístas -incluía al judaísmo sin citarlo, aunque para los musulmanes los cristianos no somos monoteístas sino politeístas, debido a nuestra fe en la Trinidad-, Benedicto XVI dejó caer, como de paso, una frase sobre la libertad religiosa y sobre la necesidad de que se cumpla lo que está escrito en el papel. Porque en Turquía -y no es el peor de los países islámicos- una cosa es lo que dice la Constitución y otra lo que sucede en la realidad. La libertad religiosa está bajo mínimos, como muy bien saben no sólo los cristianos que viven allí, sino sobre todo los pocos musulmanes que desean hacerse cristianos. Y con esas condiciones, es imposible que logren entrar en la Unión Europea. Si así ocurriera, sería un suicidio no sólo para la Unión como institución política, sino para Europa como realidad multicultural y multirreligiosa. Porque la convivencia sólo es posible cuando hay reciprocidad, cuando hay libertad auténtica. Si eso no sucede, el régimen de libertades se usa en un solo sentido: para permitir que los cristianos se hagan musulmanes, pero no para lo contrario.