La agencia misionera vaticana Asianews denunció ayer que las autoridades chinas durante la Semana Santa endurecieron la persecución contra la Iglesia católica no oficial -que obedece al Vaticano- impidiendo la celebración de los actos religiosos; además arrestaron a dos sacerdotes.
Asianews ha explicado que la Iglesia Patriótica católica, la única reconocida por el Gobierno chino, realizó cerca de mil bautizos de adultos durante la noche de la Vigila Pascual del Sábado Santo. La agencia vaticana señaló en un nota que, a pesar de la «oleada de conversiones» al catolicismo, continúan las persecuciones a los miembros de la llamada Iglesia «subterránea» o «clandestina», que por su parte celebró cien bautismos en esta Semana Santa.
La misma fuente señala que muchas comunidades de la Iglesia no oficial no han podido celebrar la Semana Santa porque la policía amenazó con detenciones. Y las amenzas se convirtieron en hechos. En la localidad de Wenzhou (Zhejiang), el pasado Jueves Santo, las fuerzas del orden irrumpieron donde se estaba celebrando uno de los ritos, pero «los participantes pudieron escapar». Asimismo, dos sacerdotes de la diócesis de Zhejiang, Shao Zhoumin y Jiang Sunian, que falsificaron sus documentos para poder viajar a Roma, «fueron condenados a 9 y 11 meses de prisión, respectivamente».
La Policía también controla que no se realicen celebraciones en la diócesis de Hebei, a la que pertenecía el obispo Giacomo Su Zhimin, que desapareció hace diez años, por lo que «los fieles de la Iglesia subterránea han tenido que trasladarse a otros lugares para poder celebrar la Semana Santa».
Asianews afirma que, «al menos 17 obispos», «permanecen desaparecidos, arrestados o en situación de aislamiento», mientras que de los 9 sacerdotes arrestados oficialmente en los últimos días, cinco siguen detenidos. En este contexto, crece la expectación por la publicación de la carta que el Papa Benedicto XVI ha escrito a los católicos chinos y que, antes, será entregada para su lectura al Gobierno chino, según ha explicado el cardenal Joseph Zen.
Las relaciones entre China y la Santa Sede se rompieron en 1951, cuando el Papa excomulgó a dos obispos designados por el Gobierno de Pekín.