El gobierno vietnamita está haciendo un esfuerzo por mejorar su con frecuencia criticada política de libertad religiosa.
El 25 de enero tuvo lugar un acontecimiento que la oficina de prensa del Vaticano calificó de «nuevo e importante paso hacia la normalización de las relaciones bilaterales»: el primer ministro vietnamita, Nguyen Tan Dung, era recibido en audiencia por Benedicto XVI.
Las relaciones entre el Vaticano y Vietnam, continuaba el comunicado, «durante estos años recientes, han hecho avances concretos, abriendo nuevos espacios de libertad religiosa para la Iglesia católica en Vietnam». Vietnam y la Santa Sede no tienen actualmente relaciones diplomáticas.
Comentando la importancia de la visita, el Financial Times del 25 de enero observaba que los dirigentes comunistas de Vietnam han suavizado algunos de los controles sobre la religión en los últimos tiempos. Esta relajación, sin embargo, no se ha extendido a todos los grupos. El periódico observaba que el gobierno está alarmado con el aumento de las iglesias protestantes evangélicas en las regiones montañosas del país, y ha tomado medidas estrictas para prevenir este crecimiento.
Incluso para la Iglesia católica sigue habiendo algunos controles. Según el Financial Times, las autoridades de Hanoi deben aprobar los nuevos seminarios, la inscripción de seminaristas, la organización de las clases y conferencias de religión, la construcción y renovación de las instalaciones religiosas, la ordenación de sacerdotes y la promoción del clero.
Las autoridades vietnamitas, no obstante, defienden su historial de libertad religiosa. El 1 de febrero el gobierno publicó un informe sobre la religión. Una nota de prensa hecha pública al día siguiente por la embajada vietnamita en Estados Unidos defendía que el gobierno «ha puesto en práctica de forma consistente una política firme de gran unidad nacional sin discriminación basada en creencia o religión».
Según los datos estadísticos de la parte final del informe, los dos grandes grupos religiosos en Vietnam son los budistas, con 10 millones de seguidores, y la Iglesia católica, con 6. La población del país se estima en 84 millones.
Política del gobierno
Un vistazo a este informe revela, sin embargo, que las autoridades comunistas ven la religión como una fuerza a fomentar más por el bien del país que por su propio valor intrínseco.
El documento señala una resolución aprobada en el 2003 sobre «asuntos religiosos», que revista la política del gobierno sobre religión. «Esta se ha convertido en la política del partido y del estado de Vietnam en cuanto a religión para el periodo de reforma y renovación».
El contenido de la resolución era resumida por el informe de la siguiente forma: «Las actividades religiosas y los asuntos religiosos en este nuevo periodo deberían: robustecer la unidad entre los seguidores de las diversas religiones dentro del contexto de una gran unidad nacional; desarrollar el robustecimiento general de todos los grupos étnicos; contribuir a una acertada puesta en práctica de la industrialización y modernización del país; y construir y defender la estabilidad de la patria».
En numerosas ocasiones el informe sostiene que las leyes garantizan el respeto por la libertad religiosa. Al mismo tiempo observa, «los seguidores no han de crear un impacto negativo en las costumbres y tradición nacionales o en la unidad de la comunidad». Asimismo, se espera que los creyentes sigan la legislación establecida por las instituciones del gobierno.
Aún más claro, el documento establece: «El estado mantiene la responsabilidad de gobernar la sociedad, incluyendo las organizaciones religiosas y las actividades religiosas».
A pesar de estos límites, el año pasado el gobierno de Estados Unidos sacó a Vietnam de la lista de países que violan gravemente la libertad religiosa. El país fue puesto en ella en el 2004.
La medida se tomó poco después de la visita del presidente George Bush a Vietnam, informaba Reuters el 13 de noviembre. La agencia de noticias informaba de que John Hanford, embajador de Estados Unidos para la Oficina de Libertad Religiosa Internacional, había declarado que Vietnam había «hecho mejoras significativas en cuanto a libertad religiosa».
Hanford citó la excarcelación de presos por motivos religiosos, la reapertura de iglesias, y el final de la práctica de forzar a decenas de miles de personas –especialmente protestantes- a renunciar a su fe.
Bajo presión
El cambio de política recibió críticas desde el mismo gobierno de Estados Unidos. La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), una agencia federal independiente, expresó su profunda decepción, en una nota de prensa el 13 de noviembre, ante el hecho de «que el Departamento de Estado haya eliminado a Vietnam de la lista de ‘países de especial preocupación’».
«Continúan en Vietnam las violaciones como la renuncia forzada a la fe y nuevos arrestos y detenciones de líderes», afirmaba en la nota el USCIRF. La agencia admitía, no obstante, que Vietnam había libertado a algunos presos por motivos religiosos y prometido reformas legales.
A pesar de esto, añadía, las evidencias de fuentes de dentro de Vietnam indican que los presos por motivos religiosos siguen confinados. Por ejemplo, sólo una parte de las iglesias cerradas desde el 2001 ha sido reabierta. También continúan, observaba el USCIRF, las renuncias forzadas a la fe en muchas provincias, y las nuevas leyes sobre religión de Vietnam se están usando para detener e intimidar a los líderes religiosos que rechazan afiliarse a las organizaciones religiosas aprobadas por el gobierno.
La nota de prensa del USCIRF continuaba: «Los abusos y restricciones tienen lugar con menos frecuencia que en el pasado, pero sigue habiendo preocupación en todas las comunidades religiosas de Vietnam».
Una preocupación compartida por organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch. La organización publicó un informe de 55 páginas el 14 de junio titulado: «No Sanctuary: Ongoing Threats to Indigenous Montagnards in Vietnam’s Central Highlands» (Sin Santuario: Amenazas en Curso contra los Habitantes Indígenas de la Zona Montañosa del Centro de Vietnam). El estudio detalla el encarcelamiento, interrogatorio y tortura de personas de la región montañosa.
Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch, afirmaba en una nota de prensa que acompañaba al informe: «El gobierno vietnamita sigue persiguiendo a los habitantes de las montañas porque están lejos de la mirada de los observadores internacionales».
En el informe, Human Rights Watch observaba que los funcionarios vietnamitas siguen forzando a los habitantes de las montañas cristianos a firmar compromisos de renuncia a su religión, a pesar de la aprobación de la nueva legislación del 2005 que prohíbe estas prácticas. Además, las autoridades de algunas zonas restringen la libertad de movimiento entre las aldeas – especialmente con fines religiosos no autorizados por el gobierno – y prohíben las reuniones de cristianos en muchas zonas aunque estén presididas por pastores reconocidos oficialmente.
Según el informe, más de 350 habitantes de las montañas han sido sentenciados a prisión desde el 2001, la mayoría por actividades pacíficas políticas o religiosas.
Otra organización crítica con Vietnam es Amnistía Internacional. Su Informe Anual 2006 indicaba: «La práctica religiosa bajo control estricto de las autoridades, a pesar de la liberación de varios disidentes religiosos y la aplicación de las instrucciones dirigidas a facilitar el reconocimiento oficial de las iglesias».
«Los miembros de las iglesias vistos como opuestos a las políticas estatales han sido acosados, arrestados y encarcelados, y la propiedad de la iglesia, destruida».
Compass Direct, una agencia de noticias cristiana con información sobre persecución religiosa, observaba en una nota de prensa del 9 de enero que en Vietnam continúan las violaciones de la libertad religiosa. Informaron que aquel mismo día las autoridades habían arrestado a 17 personas en un encuentro de oración, que tenía lugar en la iglesia menonita vietnamita, residencia también del reverendo Nguyen Hong Quang.
Los arrestados incluían a personas ancianas y mujeres embarazadas. Fueron puestos en libertad por la tarde, pero sólo tras la demolición de la iglesia/residencia por parte de las autoridades.
La organización de derechos religiosos International Christian Concern (ICC) también ha suscitado dudas con respecto a la percepción de la situación de libertad religiosa en Vietnam.
En una nota de prensa el 7 de febrero, ICC comentaba las declaraciones de Ellen Sauerbrey, subsecretaria de estado para población, refugiados y migración de Estados, tras una visita reciente a las aldeas de las montañas. Sauerbrey había declarado que los habitantes de la zona montañosa, que habían participado en las manifestaciones del 2004, y que ya han podido regresar, no están siendo castigados.
La organización, observando que muchos habitantes de las montañas son miembros de los grupos cristianos evangélicos, expresaba su escepticismo, y afirmaba tener dudas de que se le hubiera permitido a la subsecretaria visitar suficientes aldeas como para hacerse una imagen clara de la situación.
Mientras Vietnam prosigue con sus esfuerzos para entrar plenamente en la comunidad internacional, las organizaciones de derechos humanos al igual que las iglesias seguirán con la vista puesta en el país.