Setenta y cinco personas resultaron heridas en el atentado, ocurrido en Bagdad y realizado por el grupo autodenominado Estado Islámico de Iraq, una organización asociada a Al Qaeda que advirtió que "se ha encendido la mecha de la campaña contra los cristianos" en el país oriental.
Las fuentes explicaron que las víctimas cayeron durante los enfrentamientos entre agentes de la Policía antiterrorista y los insurgentes, que irrumpieron en la noche del domingo 31 de octubre en la iglesia siro-católica de Sayida An Nayá (Señora del Socorro en árabe).
Entre los muertos, la mayoría de ellos fieles que se encontraban en el templo, hay 10 miembros de las fuerzas de la seguridad, cinco hombres armados y dos sacerdotes, los padres Thair Sad-alla Abd-al y Waseem Sabeeh Al-Kas Butrous.
Al parecer, dos de los atacantes detonaron dentro de la iglesia sendas cargas explosivas que llevaban adosadas al cuerpo, agregaron las fuentes. A pesar del número de víctimas, el ministro de Defensa iraquí, Abdel Qader Mohamed Yasem, calificó la operación, que se prolongó dos horas, de "un éxito".
Yasem afirmó que los atacantes pedían la puesta en libertad de algunos encarcelados en Iraq y Egipto. Posteriormente, en un mensaje sonoro el grupo terrorista se refirió directamente a Camelia Shehata y al Wafa Constantin, dos cristianas egipcias que según grupos musulmanes se convirtieron al islam y fueron posteriormente recluidas en monasterios. Una versión que niega la Iglesia copta egipcia que mantiene que nunca abandonaron la religión cristiana.
Anteriormente, la Policía había informado de la muerte de 40 personas y de que otras 57 habían resultado heridas.
Todo comenzó con un ataque contra la cercana sede del edificio de la Bolsa. Posteriormente, los asaltantes se refugiaron en el templo donde tomaron como rehenes a los fieles que se encontraban en el lugar.
El grupo Estado Islámico de Iraq, un conglomerado de grupos armados dirigido por Al Qaeda, se ha responsabilizado del ataque en un comunicado difundido en varias páginas empleadas por grupos radicales. Según el comunicado, en el ataque murieron más de treinta "infieles", en referencia a las víctimas cristianas.
Asimismo, la nota subraya "que el gobierno apóstata ha de saber que se ha encendido la mecha de la campaña contra los cristianos de Iraq".